LEYENDA: El mal hechizo
- Manuel Castillo
- 28 ene 2015
- 1 Min. de lectura
Todo pueblo cimienta sus bases culturales en una mezcla de mitos, supersticiones, religiosidad, tradiciones y costumbres; tal es el caso del poblado de Purunuma que alberga los más interesantes relatos que despiertan la curiosidad y el asombro de quien tiene la oportunidad de escucharlos.
Desde la creación del ser humano se habla del bien y del mal, de la religiosidad y el ocultismo, y los habitantes de Purunuma, no son la excepción. En tiempos de antaño, se comenta, existían personas que eran víctimas de algún mal hechizo (brujería), lo cual les provocaba efectos dañinos en la vida y salud de quien lo padecía.
La persona afectada por el mal hechizo, para sanar sus dolencias, acudía donde el curandero, quien luego de hacer una serie de rituales determinaba la intensidad del padecimiento de la víctima. Posteriormente ascendían a la parte más alta del cerro Colambo, sitio en el cual existía una laguna donde el shaman realizaba los rituales correspondientes para obtener el alivio del individuo.
También se comenta que en aquel lugar existía una superficie de terreno similar al cráter de un volcán, que al momento que el curandero pronunciaba unas cuantas palabras y ofrecía como ofrenda un animal de color negro, aparecía un jardín con todo clase de flores y plantas medicinales que el shaman utilizaba para realizar limpias a la persona afectada. Además valiéndose de una vara de chonta y aprovechando las noches de luna llena, luego de pronunciar oraciones propias del mundo oscuro, realizaba la sanación de la persona que padecía el mal hechizo.

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